Quien soy realmente? #
La identificación con quien creemos ser, algo que comúnmente llamamos nuestra identidad, no es más que una cárcel psicológica invisible.
No somos lo que creemos que somos, solo somos lo que pensamos que somos. Nuestra visión de lo que somos es lo que crea nuestra realidad y define la persona que somos.
Aun así, aunque parezca muy simple, no está tan bajo nuestro control, ya que realmente no somos lo que creemos que somos, somos lo que creemos que el otro cree que nosotros somos. Esto quiere decir que en realidad somos el reflejo de lo que proyectamos hacia el otro, multiplicado por cómo es esa persona en sí misma y cómo trata a los demás.
Esto puede sonar complejo y confuso, pero no lo es. Así que vayamos por partes. Lo primero a entender es que una persona nunca puede realmente conocerte, solo conoce lo que cree o lo que ve en ti. Si tú proyectas una imagen de valor, verá a una persona valiosa. Y si proyectas una imagen de maldad, verá a una persona malvada. La segunda parte es que tú tampoco puedes saber cómo te ve esa persona realmente, solo puedes deducirlo a partir de detalles. Y frente a ese resultado es como tú vas a actuar, es decir, si esa persona te está valorando, actuarás con valor. Y si esa persona te trata, por ejemplo, como si fueras alguien que pregunta demasiado, actuarás preguntando demasiado. La conclusión es que, como dije antes, solo somos lo que le proyectamos al otro que somos. Si esa persona ve tu proyección como valiosa y tú percibes eso a través de ella, entonces esa es la forma en la que vas a actuar y, en consecuencia, ser. En ese ciclo, depende mucho de cómo esa persona sea en sí misma y trate a los demás, ya que si no valora a las demás personas, entonces no te mostrará que tienes valor y, por ende, tú no sentirás que tienes valor.
Por esa razón, es tan importante seleccionar muy bien a las personas con las que te rodeas, que sean personas que te valoren, que no te juzguen y que sepan ver todo lo bueno que hay en ti, incluso conociendo lo malo.
Solo somos una proyección de nuestra mente, somos actores en este mundo, a los que se les otorgan diferentes papeles y roles que actuamos de manera subconsciente.
Por eso también es tan importante no solo las personas que nos rodean, sino también nuestro entorno. ¿Cuál es el entorno que tenemos? ¿En qué tipo de sociedad vivimos? ¿En qué casa vivimos? ¿Qué cosas nos rodean? ¿Cuál es el conocimiento del que aprendo? ¿Cuáles son mis estándares de valores?… Todo ello define el personaje que vamos a interpretar en diferentes etapas de nuestra vida. Hoy podemos ser pobres y mañana ricos, o viceversa. Es nuestra visión de nuestro personaje la que nos va a hacer ser ese personaje.
Tú no eres la persona que crees que eres, no eres quien nació en ese barrio y se crió con los chicos del barrio, no eres el que aprendió de las calles o el que fue a las mejores escuelas, solo eres lo que has creído ser, solo eres tus memorias, solo eres el personaje que te has aprendido, su historia y la cual has interiorizado.
A ti no te limita tu vida, tus límites solo son los que te impones a ti mismo.
Los límites de tu propia visión, cada vez que dices “no puedo”, cada vez que repites “no soy” y cada vez que te conformas con un “no lo sé”.
¿Qué te detiene de ser lo que quieras ser? ¿Te falta un brazo, un cerebro, una pierna, unas manos?… No te falta nada, tienes lo mismo que el resto. ¿Qué es lo que te diferencia entonces de esas personas que te gustaría poder ser? Solo lo que tienes en la mente, que es diferente a lo que tiene la otra persona: las ideas, las creencias, el conocimiento… ¿Y qué te detiene de tomar las ideas, creencias y conocimientos que desees tener e interiorizar? Nada, solo tú te detienes a ti mismo.
Entonces, deja de esperar que te suceda un milagro. Deja de esperar a que un día las cosas cambien. Deja de lamentarte… Si quieres algo en la vida, llévalo a cabo, porque de nuevo, tú eres tu propia y única limitación.